Personajes literarios fem.

Esta serie está compuesta de pinturas como “El despertar de Ofelia”, “Muchacha de R. Walser”, “Alicia (en el país de las maravillas)”, “Oráculo 1” y “Oráculo 2”. Salvo en las dos primeras, los materiales y/o elementos presentes en las obras son pétalos, barniz, papel de diario y la figura femenina.
La Figura se presenta en detalle por algún extremo o parte de su cuerpo (brazos, piernas, rostro), adquiriendo una actitud de concentración en sí mismas o en algún sector del cuadro, generalmente, hacia o contra la zona pétalos-barniz. Este sector parece ser el motivo principal del estado de “hipnotismo” de la Figura. La relación narrativa más fuerte se genera entre estos dos elementos que componen la tela. Elementos dominantes frente a los recortes de papel de diario, de textos de periódicos, que se mantienen latentes pero discriminados del diálogo principal.
Estos fragmentos de papel se refieren a un componente modificable, trasladable, que podrían variar de lugar sin alterar el mensaje de la obra ni el de ellos mismos. Son recortes discursivos sobre la realidad (recortes en el sentido del manejo técnico con el papel y por el posicionamiento sobre la realidad que da origen al discurso). Sin prioridad alguna todos poseen el mismo valor sobre la tela, a modo de trama, de bordado de palabras, descripciones, opiniones sobre hechos que componen la realidad textual cotidiana. Avasalladora cubre la Figura o, a modo de escenografía, se presenta contigua a la misma donde se descubre la acción que estructura el cuadro, el hecho, lo que se presenta de real y vital en la pintura generando la valoración y posicionamiento de todos sus elementos. Dinamismo en contraposición al compacto plano de texto periódico.
Las figuras son femeninas, los títulos de las obras responden a personajes de la literatura. Desde la serie “Adormecidas”, “Juego o accidente”, hasta “Personajes literarios femeninos”, podemos encontrar una hilaridad en sus contenidos.
“Adormecidas” ya nos presenta figuras femeninas de exaltada organicidad y sensualidad en relación con formas geométricas, rígidas, que las llevan a adoptar posiciones de tensión. La Figura se presenta aprisionada, limitadas en su movilidad adquiriendo posturas forzadas, artificiales, guiadas por la estructura que las contiene más que por su sensible composición orgánica.
En “Juego o accidente” lo lúdico provoca la semejanza de fuerzas entre la Figura y los demás elementos, ahora más flexibles, generando una dinámica unitaria del cuadro y aparentando ser todos sus componentes parte de una misma naturaleza.
En “Personajes literarios femeninos” la Figura ya posee una identidad, una historia, bagaje de información extra, externa al cuadro, que acompaña al tiempo y espacio presentados en la obra con un posicionamiento dominante frente a los demás y a partir de una postura coherente con su propia naturaleza.
En esta serie, los planteos de las obras anteriores, sus temas, están velados en este material extra, literario. Ya no hay gestos de sometimiento ni juego sino elementos presentados autónomamente, potenciados en sus características materiales pero adquiriendo una relación de valor entre ellos dirigida por la figura literaria.
Esta lectura no se debe sólo a la composición visual sino que existe, digamos, en la semántica de la totalidad de la obra, ciertas distancias o acercamientos en cuanto al contenido de los elementos. Figura y pétalos-barniz parecieran ser parte de una misma cosa. Pétalos de flor como expresión final del surgimiento, del despertar a la vida, cubiertos por barniz, preservados, aislados de su contexto habitual, deteniendo el tiempo en una especie de coleccionismo presentado para su observación. Pétalos y barniz configuran un todo orgánico que expone toda su materialidad y consecuente encastre conceptual en relación a la Figura. Pareciera que la esencia de la misma se materializara en el plano del conjunto de pétalos. Observables, frente a ella, a su alrededor, con contornos definibles dentro de la composición total. Esta interpretación se ajusta a la apariencia de máscara o de cierto mutismo de algunos de los cuerpos. Especie de espejo, de reflexión cuerpo-alma, de auto-contemplación, de des-cubrimiento. Figuras impávidas, detenidas en la experimentación del vacío, de la soledad, de la indagación sobre su naturaleza y la naturaleza de las cosas.

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