Políticas de Estado en el arte y el arte político en Argentina - 1er Congreso Nacional de Muralismo y Arte Público.
Publicado por lu en 7:04
El 30 de octubre de 2015 se inauguró el 1er
Congreso Nacional de Muralismo y Arte Público "Ricardo Carpani" en
las instalaciones del Centro Cultural Kirchner, Ciudad de Buenos Aires. Entre
talleres, debates y presentaciones la intención fue generar un espacio de
expresión sobre la historia, particularidades estéticas y técnicas, políticas
culturales y de conservación patrimonial de la pintura mural en los espacios
públicos. Luego de tres jornadas de trabajo se elaboró un documento donde se establecieron las bases de la
actividad en el marco de la promoción, producción, preservación y protección
del arte público.
Una de las mesas que abrió el Congreso fue
"Arte, política y militancia" con Eduardo Jozami, activista de los
derechos humanos y director del Centro Cultural de la Memoria «Haroldo Conti»,
Rubén Borré, artista y master en cultura argentina, y el abogado y docente
Javier Azzali, miembro del Centro Cultural Enrique Santos Discépolo.
El eje discursivo giró en torno a las
políticas en el arte durante el siglo XX en Argentina y la presencia particular
de Ricardo Carpani dentro del ámbito artístico y como figura representante de
las relaciones entre arte y política. Jozami, resaltó dos momentos de la
historia en relación al arte y la política: uno, la del primer gobierno
peronista, donde se expandió el campo de recepción de las expresiones
artísticas a través de medios de comunicación masivos como la radio y el cine,
y donde hubo una mayor difusión, por ejemplo, de la música popular. Pero, a su
vez, este avance en materia tecnológica y cultural, contrastó con un predominio
estético más conservador que rechazaba las formas que no fueran clásicas, por
lo que el primer peronismo, en el sentido de los artistas vinculados
ideológicamente con la cultura oficial, no tuvo manifestaciones
artísticas diferenciales, dice Jozami, los pintores mayormente destacados en cuanto a sus técnicas innovadoras,
desarrollos estilísticos y comprometidos con la función social del arte fueron
amigos de los partidos de izquierda o antiimperialistas.
En los años '60, señala otro momento
histórico significativo para el arte y la política, donde los pintores
antidictatoriales se destacaron por acciones como en el Premio Braque y las
experiencias de Tucumán Arde y, por otro lado, el movimiento obrero el cual
acompañó Carpani con toda una iconografía popular argentina de resistencia a
los regímenes autoritarios. "Cuando los sindicatos cambian y comienzan a apoyar
a Onganía, Carpani se quedará con los afiches de la CGT". Carpani participaba en
el grupo Cóndor con intelectuales como Juan José Hernández Arregui donde
comprendían la tradición popular argentina desde el marxismo, con una fuerte
crítica al realismo socialista clásico por perder eficacia política, "La
liberad del artista es la que le permite más capacidad de persuadir",
sostenían, que era una discusión importante que ya había entre los plásticos de
Tucumán Arde, "En ese momento no tenía sentido pintar", añade Jozami,
pero Carpani nunca dejó de pintar a pesar de ser uno de los más radicalizados
desde el principio y que siempre defendió la política de masas y del movimiento
obrero. Durante el exilio, su preocupación por lo que sucedía se manifestará en
el extrañamiento y dolor presente en su obra. A la vuelta, en los años '80 y '90 las formas se suavizan y comienza su compromiso con los derechos humanos. La
obra de Carpani nos sirve para conocer lo que fue la lucha popular en Argentina
y es significativo, dice, que sea alguien que está todavía marginado de
Museo Nacional de Bellas Artes por ser una persona totalmente comprometida con
los intereses de las clases populares.
Por su parte, Rubén Borré, introdujo a la
historia argentina desde el desarrollo de una "política de las artes diseñada
por la Oligarquía a principios del siglo XX", con un programa de museos y
monumentos que expresaran sus intereses estéticos y políticos. No se imaginaron,
dice Borré, que las oleadas de inmigrantes que vendrían a trabajar en el
desarrollo del país traerían en sus valijas el arte de los socialistas, los
anarquistas y que retratarían a las clases bajas y marginales. Es cierto, agrega, que durante el primer peronismo se triplica la matrícula de Bellas Artes
pero no hubo un gran movimiento artístico aunque sí federal. Estos artistas
serían la futura generación del '60, como el grupo Espartaco, el grupo Sur,
donde todos pintaban más al modo de París.
Javier Azzali sintetizó lo expresado en las presentaciones con algunos conceptos: "No existe un arte y una cultura sin una dimensión política
(…) Es muy difícil para el artista y los hombres de la cultura librarse de la
visión hegemónica". Destacó a figuras como Homero Mansi, Scalabrini Ortis
y Ricardo Carpani dentro de aquellos artistas que nunca abandonan su oficio y
su temática específica para poder producir algo de alta calidad donde lo contra
hegemónico o crítico se produce por ser una manifestación artística destinada
al pueblo y desde el pueblo. “No desde la miseria si no desde la expresión de
su fortaleza, es una amenaza de transformación social”. Carpani, dice Azzali, hace
del compromiso político el fruto de su arte. Durante el exilio se refleja la
resistencia en su obra con una raíz nacional o popular, anclada en sus figuras
del tango y del folclore argentino. En los '90 su obra expresa ese sentimiento
de orfandad, del trabajador solo, con formas suaves ya no el puño cerrado sino
el hombre en la jungla y buscando en el pasado histórico la resistencia popular.
"Un pueblo que puede darse su propia cultura, su propio arte, de
representación de lo nacional, de lo que es en su pluralismo como lo hace el arte
urbano, debiera darnos esa fortaleza”.
Ente el auditorio se encontraba el escultor Leo
Vinci quien recordó la obra escultórica de Carpani la cual realizó en su
taller. Vinci, señaló que en aquel entonces Carpani venía ideológicamente del
marxismo y él del peronismo y que pudieron encontrarse más tarde. Resaltó como
política de Estado en relación al arte que cuando estudiaba en la Escuela
Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova les daban papel, lápices y merienda,
“eso era hermoso, sentir que al Estado le importabas”. La colonización cultural,
continuó Vinci, esa visión traída de Europa o EE UU nos imponía en aquel
entonces la necesidad de tener que recuperar una visión propia, un lenguaje
propio. "Un creador en nuestro territorio debería ser aquel que se guía
por dos coordenadas, las del tiempo histórico y el geográfico, y ahí
equivocarnos y empezar a improvisar”, que nuestro arte sea el reflejo de nuestra
cultura que es una mixtura. El pop, por ejemplo, que era una crítica al consumo
en EE UU, cuando llega acá de la mano del Di Tella, recuerda el artista, viene estetizado, de modo contradictorio
se presenta como implantación del consumo. Estas influencias, no las de
nuestros orígenes, conllevan a un vaciamiento de los contenidos del arte donde
se asimilan visiones hegemónicas o de los centros de poder que solo se pueden
dar de esta forma porque no son representativas o constitutivas de nuestra
cultura. Sobre este concepto, Jozami dio el ejemplo de Carpani con una visión marxista de la historia, por lo que su obra rendía
tributo a la cultura europea aunque manifestando una temática local
y revitalizando, de este modo, el mural latinoamericano, enriqueciendo lo nacional y lo
latinoamericano. Carpani reivindicaba el cubismo, el surrealismo, etc. “Como el
tango que tiene voces de otras partes del mundo y es parte de nuestra identidad”.
La selección de citas en interpretaciones son mías. L.L.
La selección de citas en interpretaciones son mías. L.L.
Etiquetas: fragmentos míos, notas
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