Permiso, Alejandro, pero no pude evitarlo...
Sobre esta mañana
Es tal levantarse cómo cualquier mañana; cómo cualquier otra mañana en la que despiertan, junto a nosotros, las experiencias que se llevan a cuesta.
Cuando se vive en esta latitudes se ven pasar los años entre luchas y resultados desalentadores: hemos visto presidentes de potencias extranjeras comprando el país en La Rural, corzos de ministros que debatían cual era la mejor derecha para tirar los dardos, represión, depresión y estado de sitio para defender hasta la última consecuencia el estado de homicidio. Pero uno también va sorteando y adaptando costumbres; haber vivido los noventa me ha dejado la experiencia práctica de que Leviatán no titubea en alcanzar sus objetivos, y para ello utiliza como recurso estable la represión. Esto no es ningún secreto, por otro lado, solo basta ver ejemplos a lo largo de la historia. El mundo en general suele titubear aledaño al Hades, cómo decía Frantz Fanon: “Parece que la metrópolis empuja hacia los abismos, y luego alienta a las colonias a saltar dentro de ellos”. Nuestras luchas,que alguna vez creímos constante e históricas, son recicladas en discursos conciliadores y conformistasque levantan polvo, signo de agitación en caminos de tierra, pero no llegan a cubrir los espacios donde la luxación de Aquiles duele a diario. ¿Por donde llega el quiebre de nuestra realidad entonces? ¿Hacia donde va? Es sumamente difícil saberlo, no por desconocimiento, sino por la desilusión y el dolor que despierta la cuasi innegable respuesta, que grita desde el fondo ante "propuestas" que se desvelan en decir querer presentar, pero no son más que paráfrasis del viejo discurso, quirúrgicamente disecado por los gurú de la nueva politiquería. El golpe llega siempre certero: artero al orfebre en favor del mercader, gendarme de las minas trajinadas de los metropolizados. No hay tiempo para el dolor, el progreso es anestésico y el orden axioma orientador de brújulas imantadas hacia un puñado de latitudes. El sufrimiento es reconocer nuestras manos como intérpretes exclusivas de esta escena.
Para quien actuamos es la pregunta. El escenario es desmontable, pero nosotros no lo somos, por ello el mordisco a la manzana es prueba simbólica de la responsabilidad asumida.
Caronte remaba incansable el río Estigia, llevando los condenados al inframundo, en su travesía era amo de las corrientes y los destinos, gustoso de su oficio intimidaba a quienes transportaba, hasta que las palabras de Virgilio despertaron la resignada humanidad de Dante (Calla bestia! Tú remas, pero soy yo quien ha decidido cruzar el río) ¿Hacia donde nos lleva este remero del orden, del progreso y la globalización? Confía en su conocimiento de la corriente, que los agita cuando encrespa la barbarie del vulgo presionado hasta la sangre, los calma cuando las sirenas suenan en los guetos y sonríen en las cuentas de sus rosarios, cotizados en bolsas de papel. Triste humanidad la que hemos forjado: por sus elecciones, por sus electos y por sus "quiero ser".
Hoy me levanto cómo cada mañana, es la misma de ayer, pero sensiblemente diferente. El mundo ha cambiado en algo, no mucho, pero hay otro golpe que lleva la sangre al río. Tomo el subterráneo y miro con desconfianza: -¿Cuantos de aquí han elegido? la mayoría – me respondo a mí mismo. Pienso en ello, pero no existo; pensar en este contexto es no existir para el numeral que ha signado con tenaz convicción su deseo profundo de abuso. Ayer lo comprobé, nuevamente,ante el anónimo vitoreo a la candidatura de Caronte...y él sonríe.
“Cuando dejás entrar al diablo a tu casaya no podés sacarlo” decía mi abuela. Entonces yo no creía en la figura del mal, pero hoy sé que existen demonios que llevan la égida sobre un slogan próximo a despedazarnos. Lo hemos permitido, una y otra vez con fiel devoción. Ya no alzamos voces, democráticamente depositamos votos y silenciamos la historia. Gritarla no es útil, modificarla no es posible, buscar desafiarla mentira ilustrada de la evolución y el progreso un ideal, entonces las oportunidades mueren ante los ejércitos de terracota.
¡Pero cuidado! Caronte no es ciego, no viste toga ni lleva balanzas, solo empuña el remo hacia el abismo. Siempre apunta hacia el abismo. Si sólo son chances lo que tenemos hoy en día; si tan sólo a eso nos animamos, que el remero no nos intimide, porque este río nosotros decidimos cruzarlo.“Cuidado a quien votas, cuidado, mucho cuidado a quien votas … Todo depende de vos, ahora y siempre todo dependió de vos. Abrí la mente y usa la razón. Después no digas que no te avisé, no me digas que no te avisé (…)” (Resistencia Suburbana "Cuidado")
Saludos. Alejandro
Etiquetas: personal
Entrada más reciente Entrada antigua Inicio
Es un placer, lu, y un gran aliento. Siempre me llena de energías, de empuje el intercambiar ideas con vos; y en este caso, gracias por la oportunidad de acercar a otros amigos (aunque sea un poco)esta preocupación de hoy: esperar con tanta desilusión y dolor una casi inminente victoria de la derecha.
Abrazos. Ale
Anónimo dijo...
viernes, 08 junio, 2007
No digas nada, pero en realidad volvì para votar...Me voy un par de meses y hacen cagada, che!!!
lu dijo...
viernes, 08 junio, 2007